Lucio Arce Nació en la ciudad de Nueva York, hijo de inmigrantes argentinos que regresaron a Buenos Aires cuando tenía poco más de un año. Lucio padre, gran cantante de ducha, tocaba en la casa discos de Frank Sinatra, Edmundo Rivero y Julio Sosa. Su abuela, con quien pasaba las vacaciones de invierno, lo arrullaba con canciones de Gardel y Azucena Maizani. En su temprana adolescencia, Lucio hijo agregó a Los Beatles, CSN&Y, Led Zeppelin, Almendra y Charly. Cuando Lucio tenía 15, su hermano Juan decidió que no iba a tomar su última clase de guitarra, porque ya tocaba mejor que la profesora y se aburría sin piedad. Su mamá Loly, argumentando que la clase ya estaba pagada y era un crimen perderla, le pidió a Lucio que fuera. Fue un acierto que hasta el día de hoy le agradece. Si bien pronto él también se aburrió de la profesora, siguió aprendiendo de su hermano y otros amigos. Allá entonces, la música se transformó en un gran hobby, armando diferentes combos para tocar en fiestas y festivales. Más tarde, con sus compañeros de la universidad, armó su primer grupo importante: Los Sex-Convictos, inspirado por los B-52′s, Elvis Costello y Devo, se animó a componer (en colaboración con los integrantes de la banda) sus primeras canciones. Con títulos como “Diga 33″, “Amor vacuno” y “Tipo normal”, lograron que el público los adorara o los detestara, pero que nunca permaneciera indiferente. Siguió con Los Anteojos, como compositor y cantante. Temas como “China básica” y “Sólo quiero ir al baño” son cantados hasta el día de hoy por sus amigos. En 1985 emigró a los Estados Unidos. Allí tuvo una exitosa carrera como creativo publicitario, ganando un Clío en 1996 y escribiendo innumerables jingles para el mercado hispanoparlante. En 1998 lo echaron de la agencia en la que trabajaba, iniciando una profunda y postergada crisis. Empezó a trabajar de manera independiente y en su abundante tiempo libre, a escribir tangos. También a cantarlos en un restaurant argentino, Café Che, acompañado por Dino Durand, un talentoso músico que arregló y produjo su primer álbum, Tangos Inesperados. Celebrado por la crítica especializada, lo presentaron con gran suceso en el Conga Room, un prestigioso salón de Los Angeles. Para entonces, sus visitas a la Argentina eran más frecuentes y prolongadas. A fines de 2003 decidió regresar. Lo que no pudo vender, lo regaló y se instaló definitivamente en Buenos Aires a principios de 2005, con el proyecto de hacerse un lugar como artista de tango. Ese año armó Los del Zaguán, un trío de guitarras con quien grabó su segundo disco, ¿Trajiste la guitarra? (2007), producido por Sebastián Luna, en el que colaboraron Ernesto Baffa, Pablo Agri, Daniel Melingo y Néstor Basurto, entre otros. Lo presentaron con éxito en el Café Homero y por todo Buenos Aires. Su nuevo álbum “A la salida del cabaret”, está listo para salir en 2012.
En esta oportunidad se presentara con Sebastián Zasali (bandoneón) y Facundo Radice como cantor invitado